Jaqueline Núñez pasó de atender el almacén de su madre a tener tres negocios propios en su casa, en Villa Elisa. No lo hizo de la noche a la mañana: antes debió juntar valor y creer en que sus ideas podían materializarse. En su camino hacia el crecimiento profesional que le permitiera sustentar a sus dos hijos, su participación en el programa Emprendemos Juntas fue fundamental. “Pude hacer realidad mis sueños. Aprendí a soltarme, a creer en lo que hago”, cuenta hoy, orgullosa de sus emprendimientos en marcha.
Jaqueline y Maggies pudieron independizarse económicamente y tener su propio negocio. Para ello pusieron en práctica su creatividad y valor pero también aprovecharon la oportunidad de capacitarse y de apropiarse de las herramientas que les dieran confianza para desarrollarse profesionalmente.
Se trata de sólo dos de las 6.400 historias del programa Emprendemos Juntas, la iniciativa que desde 2017 llevan adelante la Fundación Paraguaya y
El programa se desarrolló en el marco de 5by20, el compromiso global de
En Paraguay, las metas se cumplieron con creces: al comienzo del programa se calculó que Emprendemos Juntas llegaría a 5.000 mujeres, cifra que se superó holgadamente.
“Estamos súper contentos. Este programa permitió la estabilidad y el crecimiento de las unidades económicas familiares. Y todo con el apoyo de
Emprendemos Juntas llegó a 90 comunidades de 69 municipios de todo el país. “La mitad de las beneficiarias de este programa pudo comenzar un negocio nuevo, y estamos hablando de más de 3.000 mujeres. Ese fue uno de los logros más importantes”, puntualiza Martín.
La iniciativa brindó capacitaciones a emprendedoras para que puedan hacer frente al manejo del comercio: desde gestión de redes sociales, atención al cliente, o la planificación de ganancias para poder hacer sostenible el negocio.
En este sentido, uno de los mayores desafíos a la hora de diseñar la propuesta académica fue motivar a las mujeres para que aplicaran en sus negocios lo que se dictó en las capacitaciones.
Hitos que impulsaron el programa
Silvina Bianco, Directora de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de
“Creemos en el trabajo colaborativo. Cuando el sector público, el privado y las organizaciones de la sociedad civil se unen, se logra un impacto mucho mayor”, afirma Silvina.
De hecho, en este año tan particular, los talleres del programa siguieron en forma on line y se enfocaron principalmente en ofrecer herramientas para reinventar y adaptar los negocios con marketing digital y comercio electrónico.
Un paso al frente
Juana Ayala de Ruiz Díaz, otra de las emprendedoras que participó del programa, desarrolla un negocio de comidas caseras en su casa y, a pesar de las dificultades financieras que atravesó, comenta que sigue firme en su ideal de crear su propio copetín. “Si tenés una mentalidad emprendedora, vas a poder hacer lo que te propongas. Está en una misma salir adelante”, explica Juana, quien recomienda a las mujeres indecisas con ideas innovadoras que se animen a abrir su propia empresa.
De eso se trata: que las que encontraron el camino de la independencia económica alienten a las que aún no pueden salir de la zona del “yo no puedo”. Y que puedan predicar con el ejemplo.
Según Martín Burt, entre las participantes del programa se destacaron los siguientes logros:
- Tomaron conciencia de la cantidad de tiempo que dedican a su emprendimiento.
- Aprendieron a organizar el presupuesto familiar y ahorrar parte de sus ingresos para enfrentar adversidades y también sacar provecho de oportunidades.
- Reconocieron la importancia de generar una mayor empatía con sus clientes.
- Valoraron el impacto positivo de la implementación del control de los costos fijos y variables.
- Aplicaron estrategias comerciales a través de redes sociales, de boca en boca y tarjetas personales.
- Quedaron motivadas para continuar con estudios que las ayuden a profesionalizar su negocio.
“No se trata de trabajadoras independientes por cuenta propia: son madres de familia que manejan microempresas como despensas de barrio, o costureras, vendedoras ambulantes, recicladoras. Son heroínas invisibles pero son los pilares de nuestra economía”, concluye Martín.
A todas ellas, gracias!
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