La pandemia de coronavirus generó una crisis económica que afectó a muchas familias del país. En este contexto, Junto con la crisis, salieron a la luz las historias de solidaridad, como las de estos tres trabajadores de
Héctor, más allá de la seguridad
Durante gran parte del día, Héctor Valdez se desempeña como Supervisor de Seguridad de la embotelladora
“Como dice mi papá, no todo en la vida se lleva”, reflexiona Héctor al hablar sobre su vocación de ayudar a los demás. “Con lo poco que tenemos, ayudamos. Hubo mucha gente que perdió el trabajo y, con eso, el pan de cada día”, señala, y enfatiza que son muchos los donantes que se suman a estas iniciativas. En todos los casos, los voluntarios deciden poner a disposición parte de su valioso tiempo. Héctor tiene dos hijos y comenzó a ser bombero de la novena compañía de Villa Elisa a los 19 años.
Antes de la pandemia, su trabajo dentro del cuerpo de bomberos consistía en rescatar de las calles a las mascotas abandonadas y en peligro; tal es así que a lo largo de su carrera adoptó a tres perros: Nina, Gaucho y Negri. Sin embargo, con la llegada del covid-19 cambiaron sus funciones: “Hoy mi tarea se centra en controlar que mis compañeros estén en un óptimo estado de salud y lleven los equipos biomédicos necesarios en cada intervención”, explica en conversación con Journey.
“Como bombero, me tocó ver a gente que rezaba no por ellos, sino por nosotros, porque los ayudábamos. Esas cosas te tocan y te hacen pensar que para algo viniste a la Tierra”, reflexiona.
Derlis Valdez es Supervisor de Ventas en
Para Derlis, la idea de hacer ollas populares para ayudar a los más vulnerables surgió a inicios de abril pasado, a través de un grupo de WhatsApp del fútbol de los fines de semana, integrado por sus excompañeros del colegio Sagrada Familia de Lambaré.
“En principio éramos 13 personas, pero con el tiempo se fueron sumando más colaboradores. La idea inicial era entregar kits de víveres, pero luego la asociación de exalumnos nos ofreció su predio y decidimos cocinar y hacer las ollas populares. Hasta hoy se hicieron tres comilonas”, explica Derlis a Journey.
La tarea comenzó con la identificación de las personas más vulnerables de Lambaré a través de una plataforma en línea que fue creada por uno de los excompañeros de Derlis. Gracias a esa mecánica, la asistencia consigue llegar a unas 300 personas por cada olla popular que se organiza.
“Mis amigos me dieron la misión de ser el jefe de cocina”, apunta Derlis, y cuenta que en las tres ollas populares que hicieron hasta ahora cocinó estofado de arroz y de fideo con pollo, y una cazuela de mondongo. “Salió delicioso y ayudamos a los demás”, dice contento.
El espíritu solidario resplandece en tiempos difíciles. La pandemia del coronavirus reestructuró casi todos los núcleos de la sociedad y hubo miles de personas que, con su buen corazón, comenzaron iniciativas como donaciones u ollas populares. Sin embargo, cualquier acción de este tipo requiere de organización para saber a quiénes se puede asistir y en dónde.
Darmy Martínez, Jefa de Asuntos Públicos y Comunicaciones de
Hasta ahora, el Mapa Social identificó unos 100 sitios en donde se organizan ollas populares –en este punto colaboró con la organización TECHO-, con el fin de maximizar su visibilidad para que la gente conozca dónde se puede donar o sumarse como voluntarios. En esta línea, también incluye el nombre de empresas y organizaciones que están ayudando de algún modo durante la crisis de coronavirus.
Aficionada a la fotografía y a los espacios culturales, Darmy reflexiona sobre la importancia de estar al servicio de la comunidad no sólo con recursos financieros y alimentos, sino también con el tiempo de cada uno. “La idea final es poner el sitio web al servicio de todos los paraguayos y que toda la ciudadanía pueda seguir beneficiándose de la solidaridad como una herramienta para la transformación del país”.
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