En la memoria colectiva asuncena, el restaurante Bar San Roque es punto de encuentro y refugio de bohemios, reconocidos escritores, y habitués anónimos que se dan cita la tradicional esquina de Eligio Ayala y Tacuarí.
Con su particular estilo arquitectónico italiano, lleva más de un siglo formando parte de la cultura y la gastronomía local. “El San Roque abrió por primera vez en 1900 manejado por otra familia, y mis abuelos lo inauguraron en 1947, en plena revolución civil paraguaya. En el 2014, la Municipalidad de Asunción lo declaró patrimonio histórico y sitio emblemático de la tertulita cultural”, comenta Ricardo Knapps, tercera generación a cargo del bar y actual propietario, mientras señala las placas de reconocimientos, las obras de artes y las fotografías colgadas en las paredes.
Detrás del mostrador, las tres generaciones de los Knapps vieron pasar a grandes personalidades como Moisés Bertoni, Josefina Pla, Epifanio Méndez y Augusto Roa Bastos, entre otros.
“Con mis amigos nos reunimos en este espacio icónico de Asunción desde hace 35 años. Aquí presencié decenas de tertulias literarias”, resalta Rubén Alarcón, uno de tantos clientes fijos.
Otra habitué es Norma Cuenca: “Yo crecí aquí, no me imagino el barrio sin el San Roque, conozco a todos los hijos y todavía puedo ver a Doña Lidia y Don Fran –los padres de Ricardo- detrás del mostrador. Lo que más me gusta es la atención de todos los mozos; a Don Aníbal lo conozco de toda la vida”, destaca.
“No es sólo la comida lo que me atrae del bar; es la atención y la calidez del lugar. Es como estar en un lugar fuera del tiempo”, confiesta Cinthia Lugo, que se acerca todas las semanas para deleitarse con el menú de El San Roque.
Con el paso de las generaciones, a la tradición familiar se le sumaron los conocimientos de marketing de las hijas de Ricardo, quienes dan a conocer el lugar en las redes sociales.
El bar San Roque es uno de los 57.000 clientes de
Redes Sociales