Al costado del río Paraguay, unos 7.000 corredores con remeras azules alcanzaban la meta de una carrera de diez kilómetros y otra de cinco. Tras cumplir el objetivo del “Samsung Running Festival” hacían acopio de las botellas de Powerade –la bebida oficial del evento- y respiraban satisfechos por su hazaña atlética con una medalla colgando del cuello y ganas de hacerse una foto y publicarla en sus redes sociales.
En ese momento entraba en acción Competencia Ecológica, iniciativa de la Asociación Fulbright, que instruyó a los participantes sobre dónde desechar sus residuos. Una vez terminada la competencia, voluntarios y agentes de reciclaje recorrieron la pista y los alrededores de la Costanera para recoger hasta la última botella del suelo. Después, las llevaron a alguno de los cuatro contenedores instalados en el recinto.
“Intentamos recuperar los residuos que se generan en este tipo de eventos, para que no vayan a parar al medio ambiente”, explicó a Journey Elida Moreno, Coordinadora Operativa de Competencia Ecológica.
Según la organización, durante la carrera se recolectaron 194 kg de plástico, 30 kg de cartón y 14 kg de polietileno, que fueron entregados a la familia Palacios, conformado por Catalina Jara, Bernardo Palacios, Antonella Palacios y Juan Palacios, dedicados a la recolección de residuos urbanos, y que obtiene el beneficio neto de la venta de lo reciclado.
“Al encargarse ellos de la recolección y la gestión de los materiales, se aseguran un mejor ingreso y mejores condiciones de trabajo”, explicó Elida. “De esta manera Competencia Ecológica genera un triple impacto: económico, social y ambiental, que es lo que perseguimos”, agregó.
“Desde Competencia Ecológica buscamos articular esfuerzos entre el consumidor –que necesita desprenderse de sus residuos- y los agentes de reciclaje para generar un ambiente más saludable y ordenado”, destacó Elida.
Este trabajo conjunto entre
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